Revelaciones revueltas (adiós)

El ego inflado como un globo de Cantoya, aboyado en alguno de sus lados, que a pesar de ser pesado se despega del suelo, inflado a veces por palabras gratas de una bella puertorriqueña, y sin embargo el ego tan grande muchas veces es símbolo de inseguridad. Así es la vida, contradictoria hasta en sus contradicciones mismas. Muchos dicen misa, lamento si esperabas que hablara ahora de salchichas. Decimos muchas veces adiós porque no queremos realmente irnos. Me despido y dejo todo en claro, arreglando las confusiones para que no me caiga el telón como dicen que va a llegar el final: como monja en prisión. El que mucho se despide pocas ganas tiene de irse. Yo me quería ir mucho antes de empezarme a despedir, a ese lugar adonde todos vamos, pero ni juntos ni revueltos, para descansar de este valle de lágrimas y risas, lamento si esperabas que hablara aquí de salchichas. Embutidos en la existencia, como pasajeros del metro a la hora de salida, o de entrada, nos damos cuenta que por más que atesoremos no nos vamos a llevar nada. Nadie sale vivo de aquí. Yo intentaré llevar mi ego al vulcanizador porque vuelo, pero bien seguido me caigo, golpeándome feo, contra el suelo. Las cosas a veces se ponen color de hormiga, he visto hormigas tornasoladas y mujeres hermosas sonrojadas. Un ángel me saluda en mi camino a casa, me dice que aún no es momento y me dice hasta luego, en español. Mis pensamientos son demoníacos, porque en el fondo no me creo su santidad. Muchas veces las mujeres que aparentan dulzuras son las que gustan de decorar tu corazón con amargura, las decentes te dan las gracias, y gracias son las que las adornan. Espero que no esperaras que hablara de comida, mucho menos de salchichas. A veces siento que entre más incoherencias aparentes digo, revelo más de mí que cuando mi discurso puede ser seguido, fluido y dizque lógico, no lo hago a menudo, ¿o sí? Si me has leído mucho podrás entenderme, y mereces aplicar para santo en el Vaticano. Qué paciencia, soportar mi insolencia verbal. Job no se compara a quien atraviesa este pantano de palabras, quizás buscando diamantes, sólo espero que hayas pasado un buen momento. Yo sigo tratando de curar mi ego, que de tan enorme no me dejó admirar el paisaje. Fiel al vacío, me río, porque de lo contrario me pondría a llorar y la verdad ya me deshidraté. En mi impaciencia aprendí a ser paciente, en mi intolerancia terminé siendo indiferente. No me preguntes qué quise decir aquí, porque si me vuelves a ver lo más seguro es que lo haya olvidado. Un clavo saca a otro clavo, pero las personas no son de metal aunque se clavan muy profundamente. Siguiendo el ejemplo del quijote, al que no he leído ni creo leer, me embarco en proezas imposibles, en mundos increíbles, quizás para tener algo que decir o para presumir que yo también sufro. El faquir barrigón que come tristezas para despertar simpatías. Se oye incluso un violín de fondo, y mientras un gato se hace pasar por el alcalde de Nueva York yo espero que regrese la persona que sabe alimentar mi ego y que me ayuda a levantarme del suelo. Doy gracias a Dios por las bendiciones y le pido perdón por las quejas. Me quedaré lo que tenga que quedarme, aunque, como les sucede a todos, cada día está más cerca el final. Revelaciones revueltas.

12 comentarios sobre “Revelaciones revueltas (adiós)

  1. Cantidad de datos que he intentado asimilar…lo que está claro es lo de las salchichas. Por lo demás yo creo que el ego de uno mismo …es super importante para sobrevivir en este mundo de locos. Todo en su justa medida.
    Y muy bonito y cierto…»el quem ucho se despide pocas ganas tiene de irse»..qué cierto. Besos

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  2. el ego inflado
    mientras más alto vuele
    más duele la caída…
    porque todo lo que sube…algún día bajará:-)

    por qué siempre las personas toman el amor y lo miden??
    acaso , el amor de cada uno no es eso??
    de cada uno
    por lo tanto es único e irrepetible
    y cada uno ama como le nace, lamentablemente , las personas tienden a transferir sus expectativas y mediciones partículares cuando se enfrentan a dificultades emocionales.
    típica frase …tú no me amas de la misma manera y ganas como yo (obvio , es por que simplemente es otra persona jajaja)

    ya me fui en volada con tu post jajajaja

    que tengas un excelente día

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  3. Realmente muy bueno, varios pensamientos me dan vueltas en la cabeza luego de leer esto…

    ¿como puedes escribir tan seguido? quizas tengas archivado, pero que siempre salga tan bueno? tan mostrable?
    ¿como puedes pensar tan yo? exceptuando lo de las salchichas…
    ¿porque no supe decirlo de esa manera? (eso es envidia)

    Y por ultimo, pero no menos importante: Me han dado gracias de agradecerle a todas esas personas que alimentan mi ego, porque realmente, no me molesta la caida, mi ego me haria rebotar, siempre lo hace.

    Saludos.

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  4. Bueno ya entendí, no quieres dejar ninguna rceta de salchichas.
    Bien.Lo que hoy descubrí, fue lo de las mujeres dulces, decoran el corazón con amarguras jajaja
    ¿ y las amargas con dulzura?
    Esa no la había escuchado nunca.
    Por el ego no te preocupes, un poco es bueno, demasiado, tarde o temprano, la vida lo desinfla jajaja
    Estuvo genial este adiós que no quiere irse.
    Un abrazote
    Gizz

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  5. Gracias por tu comentario, pero respecto a lo que comentas es cierto que el paso de el tiempo afecta hasta a los objetos inanimados, pero en muchos objetos ese paso del tiempo es a veces una ventaja, algo que les infunde un valor y encanto que objetos de última generación, por muy modernos que sean, no pueden conseguir.
    En mi caso valoro mucho más lo «viejo» en todos los sentidos. Valoro un coche antiguo, una máquina de coser, un bolso, un anciano narrando sus vivencias, un sentimiento que se creía olvidado y de repente aparece o simplemente un sentimineto que nunca se puede olvidar, la mirada de una persona mayor al pasar, una canción antigua que te transporta a otra época, una película, un libro que te sumerge en un pasado que a veces, a pesar de las dificultades, hubieras deseado vivir…
    para mí todas estas cosas y muchas más siempre será como si no envejecieran.

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  6. Ah, el ego, el gran farsante, the Great Pretender, que cuando está inflado más daño es capaz de infringir, y cuando se le lastima, más sufrimiento te causa… El ego, ¿de quién? escúpelo, humíllalo, maltrátalo, fíjate en el de los demás, y entonces, sólo entonces, con tu ego rendido a la sumisión del de los demás, quizás aparezca tu yo…

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