Tras ver una firme decisión en mis ojos ella apretó su mano derecha, con la que estrechaba mi izquierda. Estaba dispuesta a seguirme adónde yo fuera, pero no di ni un paso. Ella esperó unos decentes segundos, con la expectativa de iniciar el camino, ser guiada hacia algún lugar, pero no hubo más movimiento que la respiración de ambos. “¿Y ahora?”, le pregunté, “¿hacia dónde vamos?” Ella se tornó decepcionada, soltó mi mano y se marchó. Yo quedé confundido. Al parecer se fue con el atardecer, creo que jamás la vi de nuevo.
Guía
Publicado por Mobtomas
Algo de lo que he plasmado en mis libretas: escritos, cuentos, divagaciones, reflexiones, genuflexiones verbales, cuentos, historias, histerias y pensamientos. Esto es como una botella en el mar cibernético. Ver todas las entradas de Mobtomas
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Buenos días en Madrid.
Uff!!! conocida sensación.
Saber que quieres, pero no que camino tomar.
Me voy con la recién estrenada mañana y mi café.
Un abrazote
Gizz
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¡ay! qué triste ¿no? Pero pocas veces…las justas diría yo…hay que arrepentirse de las decisiones. Besos y feliz viernes.
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Yo no me hubiera marchado…me habría quedado 🙂
Un beso muy grande
Marcela
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Es triste que te quieran para guiar él camino cuando tu prefieres compartir las decisiones…
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