Largo adiós (no es igual a: largo… ¡Adiós!)

El mareado segundero, a la misma velocidad, te revuelca con sus vueltas en el pan molido de la vejez. Muela del juicio perdido, por incompetencia de abogados baratos que no fueron consultados. El consulado cerrado y tú sin pasaporte, dinero ni techo. Extranjero aún en extranjía y nadie te echa de menos, eso te extraña de más. ¿La brújula?, perdida, pues una bruja de buen ver te la quitó, con los ojos cerrados, mientras dormías. Ya nadie se domina. El jugador perdió todo en apuestas apestosas; debió retirarse de la mesa cuando pudo. El dinero tiene la capacidad de regresar, el tiempo no. No hay devolución una vez salida la mercancía. El Mercader de Venecia también se empecinó demasiado con el vecino, y no sólo perdió todo, sino mucho más. Hay que agarrar al todo por los cuerdos, sacar pecho y ajustarse el sombrero. Avanzar aunque los perros sean mudos, viajar a varios nudos a pesar de la tormenta desatada. Uno no debe decidir nada mientras esté muy enamorado, aunque vista de violeta y la vestal prometa. Una carga extra es hacerse cargo de algo por encargo de alguien, ¡si apenas uno puede consigo mismo! Nada es igual después de que el viento se ha llevado todo al carajo. No mires abajo porque te mareas, no mires arriba porque no distinguirás nada, no mires a los lados porque aunque haya gente no encontrarás realmente a nadie, ni mires atrás, sino te convertirás en estatua de sal. Este fue el adiós definitivo, el número 2718. Espero que sea el último, pues yo ahora de todos me despido con las palabras, y con el fuego no se juega, aunque a veces se fuga. El papel es inflamable y el actor que lo representaba es insufrible. Arde como lo hizo el corazón mío. Sin razón. Corazón sin caparazón. Es largo el adiós.

14 comentarios sobre “Largo adiós (no es igual a: largo… ¡Adiós!)

  1. Me gusta mucho lo que escribes, gracias por haberte pasado por mi blog y haberme hecho que te descubra. Tienes razón en lo que me has escrito, es normal que notes soledad porque es como me siento. Me he sentido sola estando acompañada y ahora que me han dicho adios esa soledad es más evidente aún. Pero tienes razón, no podemos mirar atrás, hacia arriba o hacia abajo, solamente hacia adelante.

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    1. Hola Allanita, pues esa soledad se ve en tus fotos, que son muy buenas. Para el arte está bien, pero no como sentimiento constante (la soledad, o mejor dicho, el abandono). De entrada igual hay que empezar a sentirse bien con la compañía de uno mismo (no hay de otra, hasta en los sueños estamos cada uno consigo mismo). En fin. Muchas gracias por tu visita y tu comentario. Saludos.

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  2. «Uno no debe decidir nada mientras esté muy enamorado, aunque vista de violeta y la vestal prometa.»

    Totalmente de acuerdo. Tú lo dices de un modo divertido y con mucha ironía.

    biquiños,
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