Esos bloqueos y esas renuncias

Es probable que haya llegado el momento de renunciar a plasmar en palabras mis pensamientos. Eso se siente siempre que no se tiene nada que decir. La inspiración llega de sorpresa y antes de que me dicte algo digno, se escapa furtivamente y a lo lejos me lanza carcajadas. Es como un ladrón escapista bromista. Hace poco me vi buscando inspiración en mis escritos viejos, esa acción es una lápida para la creatividad. Como el ser que se alimenta de cadáveres o el ex-presidente que contempla sus irrecuperables glorias; aunque yo cadáveres mejor de lejos y glorias sólo las de oblea. El alcohol y algunas sustancias sólo me inspiran pereza o un idiotismo imposible de plasmar en papel (como no sea en papel higiénico). Traté de buscar respuestas en la historia y sólo descubrí que el presente es siempre la misma confusión. El tiempo es un perpetuo eco de momentos. Es curioso que cuando pensé que podría ser bueno en algo, ese algo se me niega repentinamente para transformarse en otra sombra. Ya no tengo ánimos para descifrar el código, para esclarecer la confusión, retratar la realidad, mofarme del humorismo involuntario, hacer bosquejos de poesía o lograr la permanencia. Por eso pondré el piloto automático y me relajaré por lo que resta del viaje. Supongo que era de esperarse en este mundo de lo finito. Pensar en otra cosa es mera soberbia.

Un comentario sobre “Esos bloqueos y esas renuncias

  1. ¡Ah! esa inpiración tan escurridiza como el agua… yo ando por las mismas… y como dices todo parece un eco que resuena intermitente…

    … igual me dejaré llevar y cuando la inspiración decida posarse nuevamente sobre mi pecho, la tomaré de sus alitas de hada y la pondré en un frasquito al menos por unos instantes (mientras le exprimo su verdad)… pues se que ella, no se como, también sabe atravesar paredes…

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