El acto y la finalidad

flores, cielos azules, estrellas, soles y lunas, cartas sentimentales de altos vuelos, sentimientos, dulzura, poemas sublimes, tonos sutiles que hechizan, melodías que embriagan, encantadoras palabras, promesas doradas, todos son caminos que llevan a la misma ciudad conocida como Entrepierna, que llega a ser regida por el señor pigmeo de Extremadura, que por cierto termina siendo un vil vasallo de Extremablanda al terminar su gestión, sin importar en lo absoluto la píldora milagrosa de genio vigoroso que es peligroso al corazón, literalmente hablando, con dolor del caído de la litera. esa misma región de Entrepierna que puede ser también gobernada por la gruta de los tesoros de alibabá, con humedad de monzón y calor de un bello infierno. el caso es que esa situación, sin importar su inicio ideal, con disfraz de desinterés consumado, aunque consumido por el deseo, termina siempre igual. extraños en la noche o viejos conocidos. el resultado es el mismo, el desfogue animal, tan natural y visceral, que se sacia hasta alcanzar la momentánea sequía del cuerpo. la calma chicha después de la tempestad. ese ejercicio que representa el respiro necesario de nuestra masa y peso. es mucho para mí, pseudo-vital, pero creeme que no creo que sea tan gran cosa. por eso dije que de verdad te quería, y te quise, porque después de la petite mort /muerte pequeña/ me da por hablar, por seguir necesitando una cómplice en la vida, porque para mí siempre hay algo que importa más que el delicioso intercambio de caricias, susurros, jadeos y fluidos. ya te lo dije, no es que no me importe todo eso, no es que yo sólo me limite a hablar. simplemente los temblores y los éxtasis duran muy poquito, por maravillosos que sean, y siempre me interesa al final más lo demás. no reniego de esa locura ni de esas alturas del cuerpo, y no soy un romántico ni un idealista, me siento, sin embargo, más realista que los que se tragan que la cuita del coito, la cópula es LA cúpula, que el acto de corto circuito es el circo máximo, la máxima finalidad, la mayor felicidad. por eso quedo a los ojos del mundo como el tipo desfasado que se niega a navegar en esa corriente tan común, actitud que, me consta, suele conllevar la soledad.

bud

 

El poeta estructurado

El lógico y metódico poeta estructurado se hallaba extraviado en la bruma de las palabras.
Quebrándose la cabeza y la espalda con forzadas rimas artificiales que se ajustaran a su exitosa fórmula.
El pobre poeta estructurado ignoraba cómo poder tocarte el alma.
No sabía cómo plasmar tu cuerpo en odas y se confundía al tratar de
capturar sus propios sentimientos en frases libres y sinceras.
Tan hunido en la métrica y la rima, tal como todos nos hundimos en las
arenas del tiempo, el poeta estructurado no podía escuchar los gritos de su propio corazón.
Había sido, no hacía mucho, intoxicado por los aplausos, cuyo susurro en la gente sin fe suele ser más fuerte que el trueno de la verdad.
El poeta estructurado ha sido condenado por el tribunal del corazón a
pasar infinitas noches en vela.
Seguirán los aplausos, seguirán los premios y las recompensas, al menos por un tiempo, pero ese poeta jamás podrá tocarte el alma.

Palabras que pasmen al más listo, y que confundan al que presuma que sabe más

La gente se pasma.

yo me pasmé mucho antes que ustedes.

la gente se soprende.

A estas alturas hay pocos secretos para mí.

¿Qué revelación deseas que te sea presentada?

de hecho sé cuál quieres que sea, pero no te la diré.

No por dármelas de sabio, ni de interesante.

simplemente sé naufragar mejor que tú.

y si me hundo, me iré solo al fondo, sin necesitarte

igual conoceré los abismos con gente como tú o como yo

mi paso es lento, y creéme: me vale madres

si me sobrevives y menos  me importa que te sobreviva a ti.

agarra tus cosas y vete al carajo,

que a ese lugar ya fui, rogué y subsistí

no soy mártir, el problema es que siento demasiado,

y tú no sientes ni siquiera un poco, o simulas lo suficiente para

sobrevivir.

Que te vaya bien, porque esto va mal, y de malas.

 

Cambiar el mundo (idealismo)

Asiática. Para los mexicanos pudiera ser coreana, japonesa o china, da lo mismo a los neomexicas, para ellos ojos rasgados son ojos rasgados. Así como para un asiático un mexicano pudiera ser boliviano, peruano o argentino, da lo mismo, para ellos “ojos de vaca, son ojos de vaca”. Mundos diferentes. Ella, estudiante asiática de visita en tierra azteca, por intercambio escolar, acogida por una temporada en el seno de una familia mexicana. Vino con ganas de conocer este mundo tan lejano y miserable, tan legendario y ajeno (según su educación japonesa, pues ésta era su real nacionalidad). Ella vino a aprender español, y en el fondo aprovechar para conocer este tercer mundo del subdesarrollo vapuleado, imposibilitado de ser algo más, debido gran parte a los propios nacionales (no importa lo que digan los políticos mexicanos, la patria del nopal y del chile está verdaderamente subjodida).

La familia le enseñó a su visitante a comer tortilla, y tacos como lo manda Dios (no burritos tiesos que los gringos han dado por llamar tacos). Pero la nipona adolescente quiso conocer más, la miseria de primera mano, con ese juvenil aire redentor quiere conocer “toda la verdad” y cambiar el mundo.

La familia, acomodada y habitante de la zona judía y pudiente de Polanco, en el D.F., supo de inmediato adónde llevar a su hospedada, sin tener ellos que arriesgarse ni mancharse las manos, ni los pies: se la llevaron a un crucero con semáforo en clavado entre tiendas dignas de Rodeo Drive y Lincoln Road, en el mismo Polanco defeño, donde seguro hay siempre alguien pidiendo limosna.

La nipona estudiante preparó con esmero su dádiva. Escribió una carta llena de buenos deseos, una diatriba de comprensión, solidaridad y promesas para luchar por justicia en este mundo desequilibrado, metió la misiva en un sobre y también incluyó allí un billete de 100 pesos (una fortuna para cualquier limosnero mexicano).

Así llegó con la familia al crucero vial. Luz roja, un Mercedes Benz, un Audi y un Volkswagen se detienen, y de detrás de un árbol, salió a mendigar una anciana de unos 40 años (sí, la pobreza envejece, entre los humildes y marginales la tercera edad aparente empieza a los 30).

La japonesa se despega de la familia, quienes se quedan como conmovidos testigos a distancia de la joven en el camellón (no quieren interferir, ni que se les achaque a ellos la buena acción, tampoco quieren convivir con un estrato tan pestilente y bajo). “Te doy a usted este regalo, para ti es una carta, está también con una sorpresa viene, gracias, es tuyo”, dice sonriente la joven japonesa mientras entrega el sobre cerrado a la vieja.

Lo de la “sorpresa” lo dijo para que se entendiera que no sólo era una estúpida carta sentimental, sino que había algo más, de verdadero valor, en el sobre.

La vieja presiente, adivina, que cuando le dijeron “sorpresa” significaba que había dinero allí dentro (es pobre, pero no tarada), y agradece con 15 “Dios la bendiga”, a cada uno de los cuales la japonesa responde “gracias”, conmovida, sintiendo que se ha ganado el cielo, cualquier paraíso en el que ella crea, sonríe y casi llora de emoción.

La familia conmovida llama a la japonesa, fin de la función, fin de la buena acción. Vamos a comer tacos al Califa, y hacen mutis por la calle de la izquierda.

A la anciana ya no le da tiempo tras esta escena de pedir su limosna a más autos, el breve drama emotivo duró casi 25 segundos, de todos modos casi nadie le da nunca ni un pinche centavo.

La vieja, una vez que nota que se pierden en la distancia la benefactora de lejanas tierras y la familia que la acompañaba, abre el sobre, saca el billete de 100 pesos, se persigna con él, y tira el resto del “regalo” a la calle. Total, la vieja ni siquiera sabe leer.

Cambio constante (verdades y mentiras)

Sólo hay dos tipos de personas: las que mienten y las que dicen la verdad. Eso no significa que una persona sea siempre del mismo tipo, es decir, que la aseveración únicamente es válida en el momento presente en que se expresa. Por ejemplo, yo podría estar diciendo la verdad en este instante, y eso me haría pertenecer al segundo grupo; pero dos horas después podría llamar a mi trabajo para fingirme enfermo con tal de vagar bajo el sol y pasaría a formar entonces parte del primer grupo.

Pero por extraño que parezca, no es tan sencillo definir quién dice la verdad. Quizás cuando me finjo enfermo, podría salir a la luz la mentira tenebrosa si me exigen un comprobante médico. Eso sería sencillo, pero en sí, definir qué es la verdad, es lo complicado. Porque las verdades se dan de acuerdo a la persona y su experiencia (este es el maldito relativismo que nos mantiene a todos en desacuerdo constante, y que a la vez no se ve que tenga solución, la historia me respalda).

Si tomamos en cuenta que cada uno de nosotros es una caricatura en cambio permanente, si gustas llamarlo evolución, pero igual no estaría muy de acuerdo, porque a veces evolucionamos, otras involucionamos y otras, las más, sólo flotamos revueltos en nuestros propios absurdos. Específicamente, las experiencias y el tiempo nos cambian, además de modificar nuestras células, modifican nuestra percepción del mundo y el trato con nuestros equivalentes de especie, cambiando a su vez lo que consideramos verdad. Las Iglesias han tratado de dogmatizar a Dios para de alguna manera controlar esta vertiginosa licuadora de modificaciones, pero sospecho que ese Dios del que hablan, también es parte de lo que cambia, al fin y al cabo todo esto sería Su creación ¿no?

Alguien dijo que nadie atraviesa el mismo río dos veces de la misma forma, y lo dijo tanto por el río (que siempre está fluyendo) como por la persona (que siempre está cambiando).

De ahí que la paz mundial, si no e simpuesta por un dictador todopoderoso que no admite réplicas y busca el bienestar de todos (imponéndolo, porque sinceramente cada humano mira por su propio beneficio, salvo el que llega a estar iluminado… aunque claro, a veces los iluminados se funden como focos baratos), es un quimera utópica irrealizable. ¿Sería ese Dios esperado el que logrará al fin ese aparente imposible? ¿Será el mesías prometido? ¿Y si se cansan, regresaremos a lo mismo?

Por todos estos cambios, es ocioso prometer cosas «para siempre» (específicamente me refiero al amor), porque nada es más seguro que el cambio constante en esta vida itinerante.

Así que no nos queda más que esperar el Juicio Final, pero mientras tanto yo procuraré seguir queriéndote igual.

jordan

 

Otra vuelta completa del segundero

Otra vuelta completa del segundero, y dos nuevas canas en mi cabello.

Ambos pies comprometidos en la inacabable competencia de llevar la delantera, sin tener un rumbo fijo ni punto al cual llegar.

Y nuestras cabezas aturdidas con distracciones y entretenimiento, llorando con películas e insensibles como rocas ante las tragedias verdaderas.

Así todo pasa.

El necio presume con autoridad todo lo que ignora, mientras el sabio calla para no comprometerse.

Los sentimientos son moneda de cambio, fluctuantes como el viento, funcionales al mejor postor.

Así todo ocurre.

Me protejo de ti, y nadie cuida de mí. Hay hombres jubilados por lo que son, otros son simplemente olvidados por lo que fueron.

Pocos parecen preocuparse por deshacer injusticias, y las consecuencias parecen importarle a menos.

Así sucede.

Nos postramos antes nuestros ídolos de pástico, sin dejar de producirlos en masa, para venderlos en el supermercado de moda o en el catedralicio centro comercial.

Inventamos aventuras empaquetadas que pueden ser compladas a plazos, mientras cuidamos de inventar nuevas necesidades cada día, para que nuestra insatisfacción mantenga su obesidad.

Así es.

La matrona gorda con su esquiva mirada de cerdo le presume sus joyas a la meretriz de Babilonia,

obteniendo cada día nuevos seguidores de la mina y del mercado.

Todos ignoran, o simulan fingir que no saben, lo que pasa en verdad.

El tiempo ni perdona ni se detiende.

Otra vuelta completa del segundero, noche y día, ciclo constante.

Y al final alguen menciona que la vida es sólo un sueño.

mm

Plegaria

Dios, en  mi desesperación te pido esperanza.

En mi incredulidad por favor infúndeme confianza.

Me cuesta mucho confiar en esta especie fallida, de la cual soy parte,

y de la cual desconfío, porque no tengo confianza ni en mí.

Si eres tan poderoso, si es que existes, si eres un eco de algo que fue, como la luz de alguna estrella,

si eres lo que pensaba Spinoza, y yo sólo el peón en un tablero más que rediseñado,

te pido que me dejes seguir adelante y salir por la puerta, aunque no sea la grande.

No pido ser el toro indultado, pues ese ni siquiera solicitó que lo arrojaran al ruedo,

me importa un comino podrido si muero y nadie me aplica un duelo.

Dame fuerza para llegar al final que me impones, sin tener que pagar impuestos de más,

sin tener que repetir el curso completo en la universidad de la vida,

sin tener que aplicar la diplomacia desgastante.

Dios, déjame salir de aquí, como quiera que sea, sin dolor, sin ser víctima, con lo poco que aún queda de mi corazón.

Sabes que las más de las veces, si no es que todas, fui honesto, o que lo intenté, y que las equivocaciones nunca fueron de mala fe.

Que no hice a nadie, ni a los peores, lo que jamás quise para mí.

No fui bueno, pero tampoco fui malo, si fui tibio, por favor no me vomites, Señor.

Sólo déjame salir, si es que se puede, o al menos déjame descansar en paz.

En ese buzón que se llama urna, cripta o cajón, o en la fosa común, a mí me da igual.

Sólo pido paz, si no se puede para el mundo, al menos paz para mí.

¿Es eso, Dios, demasiado pedir?

Caos

Muchos soles, pero ninguno proporciona la luz suficiente para curar nuestra demencia.

Muchas palabras, pero ninguna combinación que defina bien los sentimientos.

Demasiadas verdades que al final sólo son mentiras con disfraz para el carnaval.

Muchas noches que no son más que aburridas salas de espera para un nuevo día.

Sobrepoblación de sonrisas empleadas para disimular rabias, y de besos que se cotizan en monedas de plata.

 

Muchos caminos, pero sólo uno es Real, aunque no tengo idea de cuál será.

Muchos son los templos que nos invitan a entrar, y de los cuales prefiero salir.

Demasiadas estrellas, pero son más numerosos los falsos profetas, todos estos presumiendo tener las respuestas.

Muchos dogmas que condenan libertades, y muchas pseudolibertades que esclavizan creencias..

Dios habló de lo que nos hacía grandes, pero ahora todo parece olvidado.

Muchas Iglesias, pero hoy parece que los centros comerciales y los casinos son los lugares sagrados.

Quien se dice sabio no es más que un necio. El tonto ya no requiere de silencio para pasar por inteligente, y todos lapidan al más coherente.

 

Me importó mucho todo, ahora me importa completamente la nada.

No entiendo a aquellos que quieren vivir mucho, yo desde hace tiempo encuentro difícil lidiar con el absurdo.

¿Y luego qué? ¿Empezar de nuevo? ¿Retomar la historia desde otro punto? ¿Tratar de entender todo otra vez?

Quisiera ser de esos que tienen anhelo por seguir viviendo, porque son los que por lo general se mueren primero.

Y dejarles sus políticos, millonarios, terroristas, fascistas, ambiciosos, mercenarios y soldados.

Sus mesías, sus fantasías, sus evasiones y sus discusiones.

Dejarles su cambio climático, sus animales sacrificados y su desprecio a los más necesitados.

Dicen que Dios vomita a los tibios, pero si Dios existe ojalá vomite a los malditos, a los causantes de que este mundo esté tan jodido.

Y mí que por favor me deje en paz.

social

Belinda

Belinda es la mejor mujer, pura y aunque no virginal, no existe nadie igual a Belinda. Lee mis pensamientos se adelanta a mis deseos, es la persona correcta para hacerme compañía hasta el fin de mis días. Con ella no importa la abismal diferencia de edad, ella me comprende. No sé como pude pasar tantos años casado con otra mujer, que en nada me entiende.Vale más haber enontrado el tesoro que ella me brinda en el preinvierno de mi vida, que morir sin haber conocido el verdadero amor.

Belinda es pobre, pero honrada. Primaveral, honesta y por ello constantemente difamada. Ese joven que la acompaña siempre, es sólo un buen amigo que la protege de los predadores del sexo y la degeneración espontánea. Ella es joven e inocente, aunque digan lo contrario. Yo la conozco y ella me quiere, con eso para mí es suficiente.

Despertaré mucho antes que el sol, y tomaré mis ahorros, conseguidos con el sudor de mi frente y de mis axilas, porque ahora no tengo más ideas en mi mente que la de ir a ver a Belinda. Dejaré en paz a las cabras, cerraré bien la cabaña, no habrá lobos esta noche, pues iré con Belinda. Gastaremos y seré feliz, ella sabe lo que quiero, todo se puede obtener cuando tienes el dinero suficiente.

No hay marcha atrás, pero sí mucha fé invidente. Invadida mi existencia con la presencia de Belinda. Me dicen que estoy perdiendo la razón, que es el mayor error que alguien como yo pueda cometer, pero demostraré a todos lo equivocados que están, aunque seguro me dejaron ya de hablar. Ni quién los necesite, cuando mi vida está completa con Belinda.

temprano

 

El peso de la rutina (sigamos a pesar de todo)

Sólo hay sonrisas forzadas, bien ensayadas, correctas para cada situación.

Sólo palabras amables, dignas de la mejor diplomacia.

A eso se limita ya nuestra comunicación.

Pareja disfuncional, un par ases de soledad en la baraja del desamor.

Aunque el cielo nos cobije con su mejor azul, siempre nos parece gris.

Permanentes nubarrones nos hacen olvidar la felicidad que alguna vez conocimos.

Frío polar de noche y de día, carencia de cualquier tipo de calor.

Somos la mano perdida de un muerto sorprendido en la baraja del amor.

Nuestras mutuas ausencias son meras indiferencias y ya no son los tormentos cuyo fin ansíabamos.

Ese brillo que solíamos emanar cuando estábamos juntos, no es ni siquiera una tímida chispa.

Estar juntos es meramente seguir el guión que la costumbre dicta, con desgana e indiferencia.

Los dos somos de esas que cartas que que no le servirían ni a la mejor gitana.

Es feo que a quien ayer se quiso tanto, sea hoy una molesta sombra desconocida.

Las olas nos ahogaron o quizás bebimos de la fuente incorrecta.

¿Quién sabe?, igual nomás cumplimos con nuestro ciclo.

Continuemos pues simulando ante la gente, hasta que no aguantemos más.

Continuemos poniendo plastas de maquillaje a nuestros sentimientos, simulando que todo sigue igual.

faro