De vez en cuando hay un adiós que cuenta,
cuando la experiencia terminada se vuelve una pena
porque fue algo que valió la pena,
cuando duele cerrar las puertas y ajustarse las cadenas,
cuando la fortuna muerta es sacada por la ventana,
cuando las venas son cortadas con galletas blandas
que tienen figuras de animales o de entes sobrenaturales,
cuando no puedes expresar el final con un sonido labiodental,
cuando las canciones más tristes parecen alegres
comparadas con tus sentimientos desolados,
cuando tras los muchos males no llega marchando ningún bien,
cuando el traspiés te deja en el suelo
y como escarabajo pelotero panza arriba
no puedes recobrar la línea vertical,
cuando ni palomas ni cuervos regresan después de la tormenta,
cuando de Andalucía a Gibraltar
Hércules mira cómo se hunde la Atlántida
mientras juega a los bolos con las columnas de Sansón,
cuando el doctor deja lugar al sacerdote
para que te den la extremaunción
y tú ni siquiera hiciste la media comunión,
cuando el eco de su voz es el único latido de tu corazón
y ella está al otro lado del velo formando parte del Nirvana.
De vez en cuando hay un adiós que cuenta.