Encontré tus palabras y ahora las leo.
Con ellas recuerdo que alguna vez quise ser tú
o al menos seguir tu camino.
Si no estuvieran escritas, hoy para mí no hubieras ni existido.
De no ser por estos registros que dejaste en papel, ni siquiera te recordaría.
Recuerdo que después de tu partida traté encontrarte en otras personas,
intenté con mucho empeño recordar cómo era tu mirada
y el tono de tus ideas cuando salían de tu boca.
Aspiré tanto a ser tú que terminé siendo nadie.
Hoy sólo me quedan las letras de lo que alguna vez fuiste,
y no coincido para nada contigo,
ahora me doy cuenta de que nada es ya lo mismo.
Te perdí, quizás para siempre, es posible que ya no vuelva a verte.
Un pequeño recuerdo dragado del olvido
es lo único que significa todo eso que dejaste grabado en papel.
Mayo 2008