Casual (como el sexo de bar)

“Me mandó un mensaje diciéndome que gracias por los mensajes y que me mandaba muchos besos”, dijo a su compañera del servicio de limpieza la señora sin incisivos que tallaba los azulejos del baño público con un cepillo de dientes para niños, “ya ya no supe más”. La afanosa mujer, una noche antes, había salido con un fulano de sonrisa prefabricada y lágrima domada, que la conquistó en una especie de bar de buena muerte (pues seguro allí por cualquier cosa te eutanasian). Tras los tragos baratos, tuvieron una mediocre relación sexual y él, después de la mediana satisfacción, decidió olvidarla cuando se despidieron con un beso de mármol. Grande fue la sorpresa del tipo que, a pesar tan poca destreza, después de despedirse al romper el alba (la llave se quebró al entrar en la cerradura) ella le mandara 48 mensajes de amor a su celular. Unos más melosos que la miel impura. Él, a la media hora de la separación, ya la había olvidado, ella estaba prendada y prendida por él; y no entendía que tras el mensaje de agradecimiento, él no contestara nada (fulano ingrato, después de tantos mensajes tiró a la basura su celular, dispuesto a robar otro para sí). Jamás se volverían a ver. Así pasó, el paso doble de la muerte que no fue contado como pensé que lo contaría. Pero tal como lo digo sucedió, y si no fue así, fue peor.

18 comentarios sobre “Casual (como el sexo de bar)

  1. Me gustó tu texto. Me alcanza el frío y me inquieta esa soledad que se presiente. Ellos contarán historias que nada tendrán de coincidentes.
    Me gusta leerte. Siempres llegas un «poco más allá»

    Un abrazo

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    1. Milu, de nuevo (como de costumbre) muchas gracias por tus comentarios. Igual el más allá es un más acá, hoy pensaba que a veces veo gente o escucho frases y lleno los huecos para formar historias. Es prosible que en ocasiones acierte a realidades, pero lo más probable es que sean invenciones mías. Y al final la gente no es tan mala como la pinto, ni tan buena como presume ser. El león pintor no es como lo cantan. Muy buen fin de semana y un abrazo fuerte.

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  2. ¿Sra sin incisivos que tallaba el baño con un cepillo? jajaja ¡¡pobrecita mía!!
    en fin, suele ocurrir que las historias que empiezan en bares de mala vida y rápidamente se envuelven entre sábanas, no prosperen demasiado…

    Me temo que tu protagonista, es una pobrecita solitaria a demás de desdentada que se agarró la priemer clavo ardiendo que tuvo a mano y por más que calcinara su móvil ( celular para vosotros:-) a llamadas, de donde no hay.. no se puede sacar.

    Es cierto que tienes una cabaeza muy especial para hilar historias, como que debajo hay más de lo que asoma… me gusta como escribes, por eso desde le primer día supe que volvería… tengo buen ojos yo para estas cosas 🙂

    Gracias MOB.

    Un beso grande y feliz resto de finde.

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    1. María, muchas gracias y sé bienvenida siempre por aquí (y cómo no si me dices cosas tan lindas).
      No recuerdo bien cómo se originó esta historia, quizá pasó que una señora sin dientes hablaba con su amiga de que no le contestaba el galán sus mensajes. Y el resto rest in peace.
      Que tengas buen finde también y un abrazo fuerte desde mi ubicación geográfica.

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  3. Uffff!!!
    Qué fotografía más nítida de «señora soledad», abrazando una existencia femenina!!!
    Ni siquiera un sexo mediocre, mitiga la necesidad imperiosa de vivir con alguna traza de ilusión, cuando todas las papeletas del sorteo existencial por el gran premio de la felicidad, fueron números no ganadores!!!!!
    Felicitaciones escritor!!!
    Lindo domingo!!

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    1. gracias gizz. Pero en verdad fue una inspiración observada en vida real, imaginada y quizá verídica. Bien por la mujer sin dientes, por su amarga espera, por su queja siempre añeja. Pero salud por tu comentario, y por lo que originó su frustración. que al final es compartida, en alguna medida.

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  4. Por eso parece tan milagroso coincidir. Coincidencias de necesidades en el tiempo y el espacio. Y cuando éstas no se dan,
    a 50 mensajes se le llama enfermedad
    y a esconderse cobardía.

    He oído que los azulejos se friegan muy bien con un cepillo de dientes: entre las juntas se deposita mucha suciedad.

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    1. Sí, debe ser para alcanzar un mayor detalle en la limpieza lo del cepillo de dientes… aunque no lo sé, no creo que logren su cometido. Y definitivamente, hay de todo en este mundo, enfermedades y cobardías, se encuentran más a menudo de lo que debieran. Saludos y gracias Zeltia. Buena semana.

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    1. Hola Belén, eso creo que no es exclusivo de las mujeres, confundir el amor con cualquier cosa sonriente es común en ambos sexos, igual en las mujeres se nota más, pero creo que es igual. Un abrazo.

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